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LA LOTERIA DEL AMOR Capítulo 11: Corazones maravillosos 2wf6bup

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LA LOTERIA DEL AMOR Capítulo 11: Corazones maravillosos

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LA LOTERIA DEL AMOR Capítulo 11: Corazones maravillosos Empty LA LOTERIA DEL AMOR Capítulo 11: Corazones maravillosos

Mensaje por DarkSyaoran Vie Ene 22, 2010 8:04 pm

Han pasado un par de días desde que Shaoran observó el restaurante, ahora con Sakura como dueña. Ella tenía ahora un negocio de primera, tanto para clientes distinguidos como para los que no tenían para pagar la cuenta; además de mencionar que seguía con sus estudios en la Universidad.
Shaoran, la pasaba fuera de su casa, y casi siempre en compañía de su inseparable amiga la sargento Meiling. La razón era que, no habían terminado de re – modelar su casa.
Sus hermanas, principales responsables de esta idea, se encontraban modelando, aunque todavía no eran conocidas en la elite de la moda en Tomoeda City.
Pero, la rutina de estar fuera de su casa pronto habría de acabarse.
Eran aproximadamente las 6:00 p.m. cuando Shaoran llegó a su “casa”.
Él había ido al doctor para que le quitaran el yeso de su mano izquierda. Sus hermanas habían llegado temprano ese día. Y es que algo se traían.

-Shaoran: “Hola Hermanas...”
-Feimei: “Miren chicas, al enano ya le sacaron el yeso”
-Shaoran: “Sí, creo que ya está mejor. Uah, que alivio...”
-Fuutie: “Rápido Fei, anda a cambiarte”
-Feimei (renegando): “Ya voy... ya voy”
-Shaoran: “Van a salir...”
-Fanren: “Claro que sí, nos vamos a una fiesta privada que reúne a todos los ganadores de la lotería”
-Shaoran: “¿Nos vamos...?”
-Shiefa: “Claro que sí, así que... vete a cambiarte”
-Shaoran: “Pero ¿Y por qué tengo que ir yo?”

Entonces, todas sus hermanas le recordaron al buen Shaoran lo que hizo.

-Todas (molestas): “PORQUE TÚ ERES EL IDIOTA QUE REGALÓ LA MITAD DE NUESTRO PREMIO A ESA CAMARERA”

Shaoran no tenía alternativa, tenía que ir sin poder protestar.
Sólo le bastaron unos quince minutos para estar listo. Shaoran estaba elegante, llevaba puesto un Smoking blanco, pantalón negro y zapatos que parecían espejos.

La noche había llegado y la belleza de Tomoeda City empezaba a resaltar. Pero, Shaoran no podía ver el paisaje ya que estaba adentro de una limosina que sus hermanas habían alquilado. Ni siquiera podía ver por la ventana de aquella limosina ya que tenía lunas negras polarizadas.
Sus hermanas estaban, literalmente hablando, dándose la gran vida. Los asientos eran de un cuero muy fino, las vajillas de porcelana, el champagne era de la mejor cosecha y el platillo principal del gigantesco vehículo era caviar.

-Fuutie: “Chicas... esto es vida”
-Shiefa: “Sí, esto es tener clase y categoría”
-Fanren: “Ahora, vayamos a esa fiesta y seamos las más populares de la clase alta, chicas”
-Todas (eufóricamente): “Síííííííí...!!!”

El único que no compartía su entusiasmo era Shaoran, ya que alquilar una limosina y tener dentro de ella tales lujos es demasiado para él.
La enorme limosina se detuvo en un edificio muy importante de nombre Tsen Cheng Paradise, uno de los edificios más lujosos de Tomoeda City. Su arquitectura tenía buen detalle y las esculturas de piedra le dan vida y elegancia.
Shaoran y sus hermanas salen de la limosina y caminan hacia la puerta principal.
Una vez adentro, las cuatro chicas se sacaron sus abrigos y se los dieron a Shaoran. Lo trataban como si fuera el botones.

-Shaoran (algo contrariado): “¿Por qué trajeron abrigos, si hace un calor infernal aquí adentro?”
-Shiefa: “Es por si nos da frío más tarde...”

No era fácil para Shaoran cargar cuatro pesados abrigos con su brazo a medio sanar.
Afortunadamente, una simpática señorita paso por su delante, ella era la que se encarga de recoger los abrigos, sombreros y demás prendas de los invitados.

-Señorita: “Les llevo sus abrigos, señor...”
-Shaoran (aliviado): “Sí señorita, es usted muy amable...”
-Señorita: “Estoy para servirlo, señor...”

La guapa señorita le entrega cuatro tickets a Shaoran y éste le entrega los abrigos. Los tickets que la señorita le había entregado tenía números de serie diferentes, para que, a la hora de reclamarlos, no haya confusiones con las prendas de otros invitados.

Rápidamente, sus hermanas ya estaban frecuentando con las gentes de la clase alta. Los grandes ausentes en esta fiesta eran los otros dos ganadores de la lotería, Rika Sasaki y el Profesor Yoshiyuki Terada, y, Sakura por supuesto.
En cambio Shaoran, estaba en el balcón del segundo piso de aquel lujoso edificio. No estaba interesado en conocer gente acaudalada y de la alta sociedad, ya que, a algunas de estas personas carecían de sencillez. Él al fin pudo observar el paisaje de Tomoeda City.
Pero, el paisaje no era lo único que vio desde aquel balcón. El observó con asombro a una persona muy conocida que pasaba por aquel edificio. Esa personita era nada más y nada menos que Sakura.
Sin perder el tiempo, él baja velozmente hacia el primer piso y con pasos acelerados, llega hasta la puerta principal de aquel edificio.
Cuando gira su izquierda, ve a Sakura caminar tranquilamente, con unos libros en sus brazos. Shaoran se le acerca y la llama por su nombre.

-Shaoran: “Sakura...”

Sakura voltea tras escuchar su nombre y ve Shaoran.
-Sakura (un poco sorprendida): “Shaoran, eres tú...”
-Shaoran: “Sí, es que este traje me hace ver diferente que cuando uso el uniforme de policía”
-Sakura (sonriente): “Ji, ji, ji... tú siempre tan chistoso. Dime ¿Qué estás haciendo aquí Shaoran?”
-Shaoran: “Estoy acompañando a mis hermanas a una fiesta que se está realizando en este edificio”
-Sakura: “¿Una fiesta...?”
-Shaoran: “Sí, es en honor a todos los ganadores de la lotería”
-Sakura: “Ah, sí... ahora recuerdo porque me llegó una invitación...”
-Shaoran: “Y tú ¿Qué haces caminado por aquí?”
-Sakura: “Vengo de la Universidad y me dirijo a mi casa. Hoy tuve un examen difícil y he tenido que estudiar duro, por eso es que decidí no ir a esa fiesta...”
-Shaoran: “Vaya, te admiro mucho Sakura...”
-Sakura: “Supongo que tus hermanas están adentro...”
-Shaoran: “Sí... están en su elemento. Agentes de bolsas, contadores. Se van a divertir como locas”
-Sakura: “Y ¿Por qué no estás en la fiesta Shaoran?”
-Shaoran: “No me gustan mucho las fiestas... para ser sincero, que alivio...”

Shaoran no quería entrar, así que le propuso algo a Sakura.

-Shaoran: “Yo quisiera... yo quisiera”
-Sakura: “Que cosa Shaoran...”
-Shaoran: “Me gustaría invitarte a cenar, Sakura...”
-Sakura: “Pero... tus hermanas no te van a echar de menos”
-Shaoran: “Mmmm... yo creo que no. Ellas están tan ocupadas alternando en la alta sociedad. Así que ¿Qué dices Sakura? Aceptas...”
-Sakura (sonriente): “Está bien Shaoran, acepto...”
-Shaoran: “Que bueno... gracias. Te llevaré a un lugar tranquilo, donde la comida es exquisita y el ambiente es agradable. Está pasando la siguiente manzana”
-Sakura: “Está bien... como digas Shaoran”

Shaoran lleva a Sakura a un restaurante llamado “Heaven´s Light”, que significa algo así como Luz del cielo. Tal como lo describió Shaoran, el lugar es tranquilo, el ambiente era apacible, y tuvieron la suerte de conseguir una mesa al aire libre y con vista al hermoso puente iluminado que tiene Tomoeda City.
Shaoran le acomoda la silla a Sakura, para que ella pueda sentarse cómodamente, como todo un caballero. Luego, un mesero los reconoce y les da la bienvenida.

-Mesero: “Es un gusto tenerlos en nuestro restaurante... Van a pedir Champagne”
-Sakura: “¿Champagne...? es que...”
-Shaoran: “Sí, champagne... y una orden de caviar”
-Mesero: “En seguida se los traeré Señor... y para la señora”

Sakura se sonrojó mucho cuando el mesero dijo y para la señora. Es que él creyó que ambos estaban casados. Shaoran también se puso algo incómodo ante las palabras del mesero

-Sakura (apenada): “Di... disculpe señor. Soy señorita, entiende...” ^_^¡
-Mesero: “Oh... le ruego perdone mi impertinencia, señorita”
-Sakura: “Descuide, buen hombre...”
-Mesero: “Va a pedir algo señorita...”
-Shaoran: “Pide lo que quieras Sakura...”
-Sakura (sonriente): “Eh, yo... me gustaría una orden de camarones fritos”
-Mesero: “Una orden de caviar para el joven y una orden de camarones fritos para la señorita... muy bien, en seguida se los traeré”

Los minutos pasaron, Shaoran y Sakura conversaban amenamente bajo la luz de la luna y un paisaje precioso de puras luces.

-Shaoran: “Cuando era recluta, tenía el turno de la noche y me sentía como si fuera un explorador porque habitaba en una ciudad que vive toda la noche y... estoy hablando mucho”
-Sakura (sonriente): “Sí... pero adelante. Yo también hablo mucho, así que, no sé... es bueno estar con alguien con quien se pueda hablar...”
-Shaoran: “Lo mismo digo... Dime Sakura ¿A qué te dedicabas antes de ser mesera?”
-Sakura: “Bueno yo... quería ser actriz, me llamaba mucho la atención actuar, pero lo hacía tan mal que, me arrepentí... por eso preferí ser mesera... sirvo no divierto, sabes. Me ha traído muchas satisfacciones trabajar de mesera”
-Shaoran: “Sí... ahora eres dueña... vi que compraste el restaurante”
-Sakura (asombrada): “En serio... y no entraste”
-Shaoran: “Bueno yo... es que... creí que estabas ocupada”
-Sakura: “Por favor... tienes que entrar, es importante, para que veas lo que hice. Puse una mesa con tu nombre para los que no podían pagar la cuenta y no sólo eso, le cambie el nombre a Lisha Arigato”
-Shaoran: “Sí, lo sé... y ¿Qué significa?”
-Sakura (con una sonrisa): “Pues significa Li Shaoran Arigato (que traducido es Li Shaoran gracias)”
-Shaoran (sorprendido): “Oh, eso sí es... todo un honor para mi”
-Sakura: “Claro, después de lo que hiciste, claro...”
-Shaoran: “¿Lo que hice...? Hice una promesa y la cumplí, así de simple... muchos no lo hubieran hecho”
-Sakura: “Nadie lo hubiera hecho por Dios, te das cuenta... lo hiciste. Fue como... un cuento”
Shaoran (acercando su mirada a Sakura): “Y todos vivieron felices para siempre”

La agradable conversación entre ellos fue interrumpida sorpresivamente por un evento que se estaba llevando a cabo en el restaurante. Pero, el apacible ambiente y la noche no cambió en nada.
El evento era una boda. Los recién casados habían llegado al salón principal de aquel restaurante.
Shaoran y Sakura eran testigos de tal escena.

-Shaoran: “Vaya, que bonito evento...”
-Sakura: “Tu crees... no sé, me pregunto ¿Qué les espera? ¿Van a ser felices de verdad? Porque si ella (la novia) aumenta treinta kilos o algo así, la querrá de todos modos...”
-Shaoran: “Quizás esto sea una señal...”
-Sakura (extrañada): “Una señal...”

Entonces, una melodía muy suave y romántica sonaba en aquel restaurante aquella noche, en honor a los recién casados. Shaoran no dejó pasar la oportunidad.

-Shaoran: “Bailarías conmigo...”
-Sakura (apenada): “Yo... pero es que... yo... no se bailar”
-Shaoran: “Vamos, nadie nació bailando, Sakura... anda, bailemos ¿Qué dices?”
-Sakura (sonriente): “Está bien...”

Shaoran se pone de pie, toma la mano de Sakura y la lleva a bailar junto a la novel pareja de casados.
Los asistentes reconocieron, casi de inmediato, que la pareja que bailaba era el policía y la camarera que habían hecho noticia en la lotería. Sus pasos no sólo eran guiados por la melodía, sino por los aplausos del alegre público, incluyendo el de los recién casados.
Los casi cuatro minutos que duró la melodía parecieron cuatro horas, en las que Shaoran y Sakura deleitaban a los asistentes, que, en una obvia conjetura, pensaron que se trataba de una linda pareja.
Shaoran bailaba suavemente y Sakura le seguía el paso. Ella no se dio cuenta de la gran bailarina que era.

Después de una amistosa velada en aquella noche iluminada, el adiós era inevitable.
Pero, de hecho que ese día no iba a ser el único día que ellos se verían.

-Sakura (contenta): “Muchas gracias por esta velada, Shaoran... la pase como nunca”
-Shaoran: “Me alegro mucho... antes que te vayas quería decirte algo”
-Sakura (con una mirada tierna): “Sí ¿Qué es?”
-Shaoran (un poco sonrojado): “Sucede que estoy libre todo el tiempo, así que, si hay algo que tengas que hacer o si estás sola y quieres compañía, yo...”
-Sakura: “En serio...”
-Shaoran: “Sí...”
-Sakura: “Te parece bien mañana”
-Shaoran (asombrado): “Mañana...”
-Sakura: “Tienes que hacer...”
-Shaoran: “No, no... está bien, claro que no...”
-Sakura: “Bien, de acuerdo.. le diré a Tomoyo y a mi hermano que se encarguen de todo en el restaurante y pasas por mi al mediodía. De acuerdo...”
-Shaoran: “Sí, ahí estaré...”

Shaoran acompañó a Sakura a tomar un taxi, la noche era magnífica pero el tiempo había transcurrido sin que se dieran cuenta.
Después de despedirse de ella, Shaoran pensaba en regresar a la fiesta donde estaban sus hermanas. Mientras caminaba, él se dejó llevar por sus pensamientos.

-“No fue mala idea acompañar a mis hermanas, después del todo...” pensaba Shaoran.

Su mente por fin tenía ratos de tranquilidad. Aquellos momentos con Sakura le habían devuelto la paz a Shaoran, pero él no lo había notado... todavía.

Al entrar al edificio Tsen Cheng Paradise, donde la fiesta era a todo dar. Shaoran se topó con una pareja que pensó que no iban a llegar a la fiesta. Se trataba de Rika Sasaki y el Profesor Yoshiyuki Terada, los otros dos ganadores de la lotería. Quien diría que algo tan material como la lotería pudiera tener estas cosas. Y es que el amor está en todas partes.
Shaoran decidió dejarlos solos con su idilio y prefirió buscar a sus hermanas.
Cuando él las encuentra, estaban rodeadas por muchos chicos y por un elegante hombre ya mayor.

-Fanren: “Hermano, aquí...”

Shaoran va donde sus hermanas, claro, aunque él no está interesado en relacionarse con la gente de la alta sociedad.
-Fanren: “Quiero que conozcas al Sr. Jack Miyamoto. Él es el mejor contador del país”
-Jack Miyamoto (estrechando la mano a Shaoran): “Es un placer conocerlo oficial... usted ha dejado huella en Tomoeda City”
-Shaoran: “Eh, gracias...”
-Fuutie: “El Señor Miyamoto es un hombre muy brillante... acaba de darnos consejos para invertir bien el dinero”
-Shiefa: “Sí, y tú ¿En donde te has metido? “

Shaoran ya sabía que decir, aunque eso es lo que él pensaba.

-Shaoran: “Yo, yo... estaba conversando también”
-Feimei: “Vaya, con que por fin decidiste relacionarte, ya te hacía falta enano...”
-Shiefa: “Sí, ya te hacía falta... para que no andes haciendo tonterías como la que hiciste”
-Shaoran: “Pero ¿Qué fue lo que hice?”
-Shiefa (con voz baja): “Como que ¿Qué fue lo que hiciste?... le regalaste la mitad de nuestro dinero a esa cabaretera”
-Shaoran (un poco molesto): “Ya te dije que ella no es ninguna cabaretera. Ella es camarera”
-Shiefa: “Me da igual...”
-Jack Miyamoto (con voz suave): “Chicas... chicas, ya dejen a su hermano en paz. Puedo ver que es un verdadero hombre de palabra. Cualidad que muy poco se ve en este mundo”
-Fuutie: “Si usted lo dice...”
-Jack Miyamoto: “Mis queridas jovencitas, me tengo que ir... si quieren más de mis consejos, aquí tienen mi tarjeta. Espero su llamada...”
-Fanren: “Eso téngalo por seguro Sr. Miyamoto”

Aquella noche había llegado a su fin, Shaoran y sus hermanas se regresaron a su casa tal como lo hicieron cuando llegaron a la fiesta: en la gran limosina.
Mientras que sus hermanas no dejaban de hablar de la fiesta, del Sr. Jack Miyamoto y de las celebridades que habían conocido, Shaoran se puso a pensar acerca de las cosas que iba a hacer con Sakura el día de mañana. Pero, fuera lo que fuera, él sentía que la iba a pasar bien... con su compañía.
El día siguiente trajo una tarde de esplendor, que incentivaba a cualquiera a hacer cosas buenas. Y un ejemplo eran ellos, Sakura y Shaoran. Ellos se encontraban en un parque de Tomoeda City, y estaban dejando sus rutinas de siempre.
Ellos estaban patinando en aquel parque, daba la sensación que ellos se resistían a dejar de ser niños en ese momento. Sakura era una gran patinadora, en cambio Shaoran, tenía muchos problemas para patinar.
-Sakura: “Vas bien...”
-Shaoran: “Nunca pude guardar el equilibrio”
-Sakura (sonriendo): “Dobla las rodillas, ese es tu problema...”
-Shaoran: “Uno de ellos...”

Shaoran evitó como pudo no caerse, no quería quedar en ridículo en frente de Sakura.
Pero, sus esfuerzos serían inútiles cuando ambos llegan a una pequeña bajada.

-Sakura: “Oh, oh... aquí hay una leve colina. Ten mucho cuidado para que no vayas a caer porque...”

Pero, la advertencia de Sakura fue demasiado tarde, Shaoran pasó de largo sin poder detenerse. Segundo a segundo iba aumentando la velocidad.

-Sakura: “Más lento...!!!”
-Shaoran: “No puedo detenerme...”
-Sakura: “Sí puedes...”
-Shaoran (gritando): “No, no puedo... no puedo”
-Sakura (preocupada): “Gira Shaoran... gira”

Shaoran continuaba bajando; él no podía frenar, no sabía cómo. Pero, cuando observa a una señora con su bebe en su cuna, él tuvo que aletear para desviarse, sino, se hubiera chocado con la cuna del bebé. Después de eso, ya no hubo más obstáculos por delante.
Sakura no podía alcanzar a Shaoran a pesar de la poca distancia.
Afortunadamente, la bajada terminaba en una pequeña laguna y si él no podía detenerse a tiempo, la laguna lo haría.
Shaoran siguió de frente hasta la laguna y se detuvo al fin; aunque para hacerlo tuvo que darse un buen remojón. Sakura sintió alivio, felizmente todo fue un pequeño susto.

-Sakura: “Estás bien...”
-Shaoran (temblando de frío): “Sí... tal vez me de gripe por el agua, pero por lo demás, estoy bien”
-Sakura (con una sonrisa): “Ji, ji, ji... con que aquí se termina tu hazaña, no es verdad”
-Shaoran: “Tengo que decir que sí...”
-Sakura: “De acuerdo, te toca... que es lo que quieres hacer”

Después de la amena experiencia con los patines, Sakura y Shaoran se dirigieron a un parque de diversiones. Ellos se encontraban en la entrada principal y el oficial llamó la atención del público con un fuerte silbatazo.

-Shaoran (con voz alta): “Hola a todos, mi nombre es Li Shaoran y me gané la lotería... y hoy, pagaré las entradas junto con Sakura Kinomoto...”

Las personas que se encontraba en aquel parque de diversiones y alrededores mostraron su júbilo por aquella noble pareja. Ellos tenían dos pequeñas bolsas con dinero que iban entregando a las personas que estaban reunidas, sin amontonarse, ansiando que el policía y la camarera les pagaran las entradas.
Muchas personas, casi sin excepción, entraban prácticamente gratis. Y las personas que no lo sabían, se enteraban casi al instante, como una onda expansiva de buena vibra que ellos generaban.
Después de tal generosa acción, por fin Sakura tuvieron un momento para conversar.

-Shaoran: “Será difícil superarlo...”
-Sakura (guiñando un ojo): “Tu crees...”

Ahora era el turno de Sakura, y vaya que acción escogió... una muy noble por supuesto.
Ellos se encontraban en un hospital, el pensamiento de Sakura se había enfocado esta vez en los más necesitados, es como si siempre los tuviera en cuenta.
Antes de pasar a cada sección del hospital, le había pedido a Shaoran un pequeño favor, disfrazarse de payaso... él, a pesar que no le agradaba la idea de verse ridículo, aceptó.
Total era para una buena causa.

Sakura, junto a unas enfermeras, entraron a la unidad de niños desahuciados. Lo que ella quería hacer es regalarles un momento de felicidad a esos niños y niñas en sus últimos días.
Las enfermeras anunciaron a los niños la visita de Sakura. Aunque los niños no sabían quién era ella, Sakura lo entendió claramente.

-Sakura (con una voz alegre): “Niños, mi nombre es Sakura y hoy les he traído muchos regalos para ustedes...”

Los niños gritaron llenos de júbilo ante las palabras de la alegre Sakura. Ella se dirige a los niños por segunda vez.

-Sakura: “Y no sólo eso, he traído también a alguien... Niños, saluden a Shaoran, el payaso”

Shaoran aparece disfrazado y maquillado. Su cara tenía vaselina blanca y llevaba puesto un sombrero multicolor, que era típico en los payasos. También usaba unos zapatos grandes, una ropa tricolor muy holgada y una nariz roja en forma de bolita.
Él entra dando carcajadas esporádicas y cargando una gran bolsa en su espalda. Shaoran tenía muy en claro que tenía que actuar muy alegre y lo más chistoso que podía. Sakura se lo encargó mucho.

-Shaoran: “Hola niños...”

Shaoran pone sus manos en sus bolsillos y coge bastante confeti que luego, los lanza al aire.

-Shaoran: “Soy el payaso Shaoran...”

Después de eso, saca unas silbatinas de fiesta, de esas que cuando la silbas, se alargan y hacen un sonido cómico.
Los niños, incluyendo Sakura, se rieran mucho con las peripecias que hacía Shaoran,.

Shaoran salió por un momento del cuarto para después, traer una cubeta, de esas que usan para echar agua. El había preparado algo.

-Shaoran: “Saben ¿Qué hora es niños...?”

Todos los niños gritaron Nooooo...

-Shaoran: “Es la hora de... mojar a alguien”

Shaoran corrió por toda la habitación con la cubeta en sus manos. Daba la sensación de que él, en verdad quería mojar a alguien. El blanco del improvisado payaso era un par de niños. Él hace el ademán de querer lanzar el agua, pero que creen... la cubeta esta vacía.

-Shaoran: “Oh, pero que pasó... esta vacía”

Los niños se alegraban mucho por aquella broma del payaso.

-Shaoran: “Esta vez, no se escaparan niños... traeré otra cubeta y los mojaré. Ja, ja, ja”

Shaoran repitió el mismo acto y los niños volvieron a alegrarse una enormidad.
Pero, el tercer intento de Shaoran sería diferente, esta vez ya no traería una cubeta vacía.
Y cuando los niños pensaron que Shaoran les iba a lanzar una cubeta sin agua de nuevo, Shaoran dirige su mirada hacia Sakura. Ella se da cuenta, pero era demasiado tarde.

-Shaoran: “Niños, es la hora de mojar a Sakura...”
Todos los niños dijeron Siiiiiiii... y, como concediéndoles su deseo, el payaso le lanza la cubeta a Sakura, que estaba llena de confeti hasta el borde.
Sakura estaba llena de confeti de los pies a la cabeza. La broma fue buena y los niños rieron con el espectáculo del improvisado payaso. Sakura también gozó y acompañó a los niños con los aplausos.
Y entonces, llegó la hora de los regalos. Shaoran y Sakura comenzaron a repartir los numerosos juguetes que habían comprado para los niños. Sakura repartía las muñecas barbie´s y juegos de té para las niñas y Shaoran repartió los carros a control remoto, los robots y los aviones a los niños.
Ya era de noche y la satisfacción de Sakura y Shaoran era ver felices a los niños de aquel hospital, y no sólo eso, por el perífono del hospital, se escuchó la voz de una las enfermeras que decía lo siguiente.

-“Muchas gracias por su visita... Oficial Li Shaoran... Señorita Sakura Kinomoto”

La bondad en sus corazones era algo que les sobraba, así que, los dos decidieron donar cien mil yenes en total al hospital para los diferentes pabellones. Un gesto ejemplar y grande para aquel lugar que tiene como misión fundamental el salvar y cuidar la vida de las personas.

La visita al hospital fue motivante para Sakura y Shaoran. Un día que, sin duda, nunca olvidarán.

-Shaoran: “Que día eh...”
-Sakura (suspirando): “Sí, nunca lo olvidaré... vaya que me sorprendiste. Hoy te luciste Shaoran...”
-Shaoran: “Sin duda... ah, y perdóname por haberte echado el confeti encima”
-Sakura (riendo): “No te disculpes... fue lo más gracioso que me han hecho Shaoran...”
-Shaoran (riendo también): “Sí... todo fue para una buena causa”
-Sakura: “Ahora, te toca a ti...”
-Shaoran: “Eh, todavía quieres que continuemos...”
-Sakura: “No, pero mañana sí... así que, ve pensando en algo Shaoran...”
-Shaoran: “Pues, espero que sea tan bueno Sakura, porque tu acción es insuperable”
-Sakura: “No digas eso Shaoran... sé que tú pensarás en algo muy bueno para mañana”
-Shaoran: “Lo intentaré...”
-Sakura: “Entonces nos vemos mañana Shaoran...”
-Shaoran: “Sí...”

Tres generosas acciones en un día. Sin duda, fue un día que quedará grabado en aquellas personas que fueron testigos de la bondad de aquella pareja.
Las pocas personas que vivían en Tomoeda City ya conocen los corazones maravillosos de Sakura Kinomoto y Li Shaoran... y quién sabe, quizás algún día, todo Tomoeda City ya se enteren de las buenas cosas que ellos hacen.
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